En todos los cierres de año, el reajuste del salario mínimo se convierte en una de las discusiones más álgidas entre Gobierno, gremios y centrales obreras. Sin embargo, Fedesarrollo advierte que este arreglo institucional que se ha hecho durante los últimos años ha incrementado el valor de este sueldo hasta el punto de afectar la competitividad del país y de distorsionar su carácter de “mínimo”. Además, ha jalonado el aumento de la informalidad laboral, debido a las cargas impositivas que tienen que pagar los empresarios por contratar un empleado de este nivel de ingresos.